
“La Quiromancia como Lente Narrativa”
Introducción
En este fotolibro, la mano se convierte en el hilo conductor de un viaje artístico y espiritual. Desde las primeras manifestaciones del arte en las cuevas prehistóricas, donde las siluetas de manos se plasmaron junto a figuras de animales, la mano ha sido un símbolo esencial en la historia del arte y la cultura humana. A través de estas cuatro fotoseries, inspiradas en la lectura de manos de distintos fotógrafos, me reinvento como artista, explorando las visiones y los estilos únicos de cada colaborador. Este proyecto es, en esencia, un ejercicio de transformación y autodescubrimiento, un diálogo entre el pasado y el presente, entre la quiromancia y la fotografía, que invita a reflexionar sobre la conexión entre nuestras manos y nuestras historias.
Lectura
Hugo Thurre
Al observar esta mano, lo primero que llama la atención es la profundidad de sus marcas, que nos ofrece múltiples pistas sobre la personalidad del participante. Su forma rectangular y ancha, junto con la presencia de líneas rojas bien definidas, nos permite identificarla como una mano de fuego, aunque también presenta características propias de los elementos aire y agua, como la abundancia de líneas finas y alargadas o la longitud de la palma. Es importante recordar que ninguna mano pertenece exclusivamente a un solo elemento: muchas combinan atributos de varios, revelando así la riqueza y complejidad de cada individuo. En este caso, la multitud de líneas visibles sugiere una vida interior densa, tanto a nivel mental como emocional. Si nos centramos en la línea de agua (también conocida como línea del corazón), vemos que se bifurca en su extremo final. Según Johnny Fincham (p. 150), «las terminaciones múltiples señalan las contradicciones, confusiones e incertidumbres que aportamos a las relaciones». Este tipo de lectura suele provocar una reacción emocional intensa en quienes la reciben. Sin embargo, una de las ramificaciones se dirige hacia el espacio entre el dedo índice y el dedo corazón, lo cual indica un equilibrio saludable entre el amor propio y los vínculos con los demás.
Serie 1
Eclipse
Eclipse es la primera serie del proyecto y se desarrolla a partir de la observación de una línea de agua con múltiples terminaciones, asociada a la complejidad emocional, la confusión afectiva y un posible momento catártico. La obra propone una reflexión crítica sobre la vulnerabilidad del cuerpo, la objetificación y los estándares estéticos tóxicos presentes en la comunidad gay actual. Mediante autorretratos desnudos, el cuerpo no se presenta como objeto erótico, sino como una superficie simbólica donde se inscriben tensiones políticas, sociales y afectivas. Inspirado en el trabajo de Félix González-Torres, el proyecto recurre a la fragmentación y a la ausencia del rostro para evocar la despersonalización impuesta por los mercados del deseo, en particular en espacios digitales como las apps de citas. Durante la edición, se evidenció una fuerte conexión visual con las imágenes que predominan en plataformas como Grindr. Esta similitud deliberada apunta a cómo dichos espacios reproducen dinámicas de exclusión, racismo, gordofobia, transfobia y homofobia internalizada, a pesar de estar pensados para fomentar la conexión. En este contexto, la identidad no binaria del sujeto cobra especial importancia, al tensionar los límites entre lo masculino y lo femenino, lo deseado y lo rechazado, lo visible y lo oculto. Eclipse no busca ofrecer respuestas, sino abrir un espacio de interrogación visual. La imagen, lejos de la neutralidad, se convierte en un acto de resistencia, donde la fragilidad se reivindica como un gesto político y profundamente humano.
Lectura
Estée Lemaire
Como en los casos anteriores, esta mano se analiza desde sus rasgos elementales. La palma cuadrada se asocia al elemento tierra, pero los dedos largos y delgados evocan cualidades del aire y del agua. Esta combinación revela una personalidad compleja, con una fuerte actividad mental, capacidad de análisis, habilidades comunicativas y una base emocional estable. Las líneas principales están bien definidas, a pesar de que el resto de la mano presenta pocos trazos. Esto puede reflejar un gusto por lo simple, cierta contención emocional o una dificultad para tomar decisiones complejas. La línea del destino se curva hacia el monte de Venus, lo que sugiere una vida guiada por los impulsos románticos, la sensualidad y una atracción por el cambio y la exploración. La línea del corazón, recta, indica una actitud racional frente al amor: se buscan vínculos honestos y duraderos, pero se actúa con cautela. Por su parte, la línea de la cabeza parece fragmentada, lo que sugiere una dualidad interna —una tensión entre razón y emoción— que remite al arquetipo de Géminis. Personas con este tipo de marcas suelen sentirse divididas entre su mundo interior y el exterior, entre la necesidad de conectar y la de refugiarse.
Serie 2
Geminis
Estée es una artista de mirada serena y gesto discreto. Su trabajo huye de toda pretensión y se construye desde la sencillez, en una búsqueda constante de lo esencial. Su práctica está estrechamente ligada a su personalidad: honesta, pausada y sensible. Trabaja con cámaras analógicas, fiel a un proceso que le permite habitar el tiempo de otro modo, y se concentra en escenas de la vida cotidiana, captadas con una delicadeza que transforma lo común en algo profundamente evocador. En esta serie, Estée entrelaza fotografías actuales con imágenes antiguas tomadas durante un viaje por Estados Unidos. Este contraste entre tiempos no es meramente formal: genera un diálogo entre espacios, memorias y emociones. Las imágenes nuevas dialogan con las antiguas de forma deliberada, revelando detalles antes inadvertidos y creando una atmósfera contemplativa, impregnada de nostalgia. La propuesta está guiada por una lectura quiromántica de su mano, que señala la dualidad como un rasgo clave de su personalidad y su mirada. Por eso, el número dos aparece una y otra vez, como símbolo de esa tensión complementaria. Algunas imágenes parecen aludir a los pilares de Géminis, metáfora astrológica de la dualidad, o incluso a la iconografía masónica, donde el dos representa las fuerzas opuestas que estructuran el universo: el día y la noche, lo visible y lo invisible, el amor y la pérdida. Este trabajo no busca imponer una narrativa ni impresionar por su virtuosismo técnico. Muy al contrario, se trata de capturar la belleza que habita en los pequeños gestos, en lo aparentemente simple. A través de momentos compartidos, Estée también pone en cuestión algunos mitos de la fotografía, como la idea de que existe un “instante perfecto” entre dos personas que el fotógrafo debe atrapar. Su obra propone una forma distinta de mirar: más lenta, más atenta, más afectiva. En este viaje íntimo y visual, resuenan temas como la amistad, el amor, la melancolía y el paso del tiempo. Todo ello desde una contemplación profunda que nos invita a detenernos, a mirar de nuevo, y a encontrar belleza en lo cotidiano.
Lectura
Ari Aisenberg
La mano de Ari revela una personalidad profundamente mental, orientada al mundo de las ideas, la contemplación y el análisis. Sin embargo, la forma cuadrada de su palma señala una necesidad igual de fuerte de conectar con lo físico y lo instintivo. Esta tensión entre lo racional y lo corporal atraviesa su forma de ser. Este tipo de mano está asociado a mentes analíticas capaces de producir ideas complejas, a veces excéntricas o simbólicas. En Ari, esta cualidad se manifiesta en su forma de pensar y en su manera de estar en el mundo, con una sensibilidad particular hacia los detalles. En una de las imágenes, la línea del agua, vinculada al plano afectivo, gira hacia el dedo medio, un signo característico de quienes idealizan los vínculos y buscan no decepcionar a los demás. Esta línea sugiere una gestión emocional intensa, marcada por el deseo de equilibrio. Así, sus manos no solo expresan rasgos personales, sino también un proceso de búsqueda interior: la armonización entre razón y emoción, pensamiento y vínculo.
Serie 3
Alquimia
Durante la lectura de las manos de Ari se reveló una personalidad muy centrada en el mundo de las ideas y la contemplación. Sin embargo, la forma cuadrada de su palma indica también una fuerte necesidad de conexión con lo físico y lo instintivo. Esta dualidad entre lo mental y lo corporal atraviesa tanto su forma de ser como su producción visual. Su serie fotográfica refleja esta tensión con un enfoque ambicioso y cuidadosamente construido. La técnica del collage, con claras referencias al surrealismo, y el uso de símbolos esotéricos aportan una intertextualidad profunda. En la primera imagen, por ejemplo, las tres versiones de sí mismo pueden remitir a la Triple Diosa del folklore wicca, doncella, madre y anciana, que representan las etapas de la vida y la evolución del alma. La segunda imagen conecta directamente con la lectura quiromántica: la línea del agua toma un giro marcado hacia el dedo medio, un rasgo asociado a personas que idealizan las relaciones humanas y que sienten una presión interna por no decepcionar a quienes aman. Las manos, en este contexto, hablan de sensibilidad emocional, necesidad de equilibrio y búsqueda de armonía en los vínculos. Los materiales usados también tienen una carga simbólica importante. Los anillos dorados, las pulseras y el candelabro contrastan con las joyas plateadas del modelo, evocando procesos alquímicos de transformación espiritual. Esa oposición entre oro y plata sugiere un tránsito aún en curso hacia una forma más plena de sí, una búsqueda de la piedra filosofal interior. La última fotografía concentra gran parte de esta carga simbólica. La figura remite a Baphomet, con una mano hacia el cielo y otra hacia la tierra, símbolo de la reconciliación de opuestos. Este gesto también hace eco del “signo del ocultismo”, que representa la armonía entre misericordia y fuerza. La imagen puede interpretarse, además, a través del tarot, evocando cartas como La Templanza, equilibrio espiritual, o El Ermitaño, que alude a la introspección. En conjunto, estas referencias visuales y quirománticas dan forma a un relato de transformación pausada y profunda.
Lectura
Natalia Camacho
La mano de Natalia presenta una palma ancha y firme, con dedos cortos, rasgos que, según Johnny Fincham, indican una personalidad conectada con lo físico, los instintos y el sentido práctico. Se asocia a personas realistas, constantes, protectoras y con una fuerte capacidad de sostén emocional. Este tipo de mano suele encontrarse en quienes asumen naturalmente un rol cuidador dentro de su entorno. La línea de la cabeza, o línea del aire, muestra una bifurcación final conocida como la “horquilla del escritor”. Esta marca, según Cassandra Eason, indica una mente flexible, con gran capacidad de adaptación, facilidad para comunicar y retener información. Junto a la textura firme de sus dedos, sugiere también una vida emocional intensa y una inclinación natural hacia la sensualidad. La doble línea de vida visible en su mano activa señala una alta energía vital, pero también una vida dividida entre dos esferas que requieren equilibrio: una más exigente o racional, y otra más íntima o emocional. En conjunto, las manos de Natalia revelan a una persona sólida y resiliente, que ofrece mucho a quienes la rodean, pero que también necesita proteger sus propios espacios de calma.
Serie 4
El colgado
El enfoque gráfico de esta serie está inspirado en el trabajo de Natalia Camacho Espinoza, fotógrafa que se aproximó al mundo de la imagen desde el diseño gráfico. Su obra se caracteriza por una estética experimental y abstracta, centrada en la exploración de la luz, las formas y la contemplación. Sus imágenes invitan a una pausa: a observar, a respirar, a tomarse el tiempo de entender lo que se presenta ante los ojos. Ese momento de reflexión es también clave en el proceso creativo de esta serie. Las fotografías, reducidas a dos colores contrastados y compuestas mediante técnicas de múltiple exposición, rinden homenaje al estilo visual de Natalia. Son imágenes altamente procesadas, donde cada capa tiene un valor simbólico. Así, la segunda y tercera imagen de la serie abordan el plano emocional a través de formas onduladas que evocan el agua, elemento asociado a las emociones en el esoterismo. También puede leerse un eco visual del Ojo de la Providencia, símbolo compartido por culturas como el Antiguo Egipto, el cristianismo y la masonería, que representa la vigilancia divina y la autoridad espiritual. Esta figura omnisciente establece un puente con la lectura de mano de Natalia, donde surgió la idea de una personalidad protectora y presente, cercana a lo paterno. Según la quirología, sus dedos cortos revelan una naturaleza impulsiva e instintiva. Esta fuerza aparece reflejada en la primera imagen, que alude al impulso de fumar, tratado desde una mirada casi mitológica o romanizada. En contraste, la cuarta fotografía nos devuelve a un mundo más apacible, donde la introspección y la serenidad predominan. En esta fase del relato visual, las manos de Natalia pueden asociarse a figuras como Shiva, dios hindú de la meditación y la regeneración, o Vishnu, guardián del equilibrio universal. Así, el ciclo simbólico de la serie va de la pulsión al silencio, del instinto a la contemplación.
Agradecimientos
Se agradece la participación de Natalia Camacho, Estée Lemaire y Ariel Aisenberg en la elaboración del producto final de este trabajo de fin de máster, aportando como modelos, fotógrafos y participantes en la exploración de la quiromancia. También se reconoce la valiosa ayuda y guía de Jorge Álvaro, tutor de esta investigación.